Telecomunicaciones - Columna de opinión

Actualmente, coordinar la operación de una faena minera - particularmente en los rajos, mina subterránea o plantas de procesos- buscando como objetivos la eficiencia, productividad y seguridad es bastante complejo y crítico, principalmente en yacimientos de mediano y gran tamaño donde interactúan flotas móviles de extracción, mantenedores de equipos, expertos de geotecnia, expertos de tronaduras, operadores de plantas y otros muchos recursos humanos y técnicos.

Ahora bien, las redes inalámbricas de terreno -instaladas en faenas mineras- permiten el transporte de información oportuna entre los distintos puntos de las minas, ya sean puntos fijos -como plantas de procesos o puntos móviles- como camiones de extracción, palas y vehículos auxiliares, existiendo una alta probabilidad de éxito y confiabilidad en el transporte de información para ir logrando la coordinación operativa que los grupos mineros necesitan.

A modo de ejemplo, las tecnologías en estándares IEEE 802.11 han sido utilizadas con éxito en la minería donde también se ha aprovechado su evolución, pasando desde capacidades iniciales en el orden de 1Mbps hasta los 300Mbps de manera más reciente, con diversas opciones de infraestructura asociada. Redes de esta familia son utilizadas, por ejemplo, para el despacho de camiones de extracción de tal manera de optimizar la gestión de la flota. Así también, permiten la comunicación de equipos de monitoreo de taludes dentro de las minas para resguardar la seguridad del personal en terreno.

Por otro lado, la creciente necesidad de brindar mayor seguridad al personal de mina, permite la utilización de estas Redes para transportar el monitoreo de signos vitales de los operadores; monitoreo de fatiga, posicionamiento de personal ante eventos de tronadura, o simplemente comunicación informativa desde una central a las consolas de operación. Asimismo, y en puntos de difícil acceso, son un componente importante para la seguridad industrial en el uso de CCTV o control de acceso.

Si bien las tecnologías para redes inalámbricas de terreno son diversas y han sufrido evoluciones positivas desde hace años a la fecha, la implementación de un proyecto de esta índole pasa su línea crítica por la ingeniería de detalles de excelencia; por el patrocinio de la alta gerencia y facilitación del proyecto por parte de las áreas; por la coordinación con las áreas de planificación y operaciones; y por la definición del mantenimiento y soporte de la infraestructura post-proyecto.

A pesar que las redes de la familia IEEE 802.11 han sido ampliamente utilizadas y desplegadas en faenas mineras, se observa que la evolución de la tecnología LTE (4G) permitirá el incremento de las prestaciones de operación de las redes tanto en confiabilidad, capacidad y desempeño general de las mismas, incluso muy probablemente disminuyendo los costos de la infraestructura relacionada. Sin embargo, su uso quedará sujeto a la normativa legal del país/estado donde pueda operar o bien a los modelos de negocios que las compañías mineras decidan utilizar, ya sea adquiriendo infraestructura propia o bien contratando servicios de telecomunicaciones a empresas del rubro.

Finalmente, los usos dados a las redes inalámbricas de terreno pueden ser numerosos -como se mencionaron- e incluso pueden apoyar objetivos más ambiciosos, como la teleoperación de equipamiento o la autonomía de flotas de extracción.